BARCELONA golea a OSASUNA 8-0

BARCELONA golea a OSASUNA 8-0

Leo y Cesc; Cesc y Leo, como ustedes quieran o prefieran, integran la pareja del momento en el universo futbolístico. No hay partido en el que el tándem azulgrana no deslumbre con un juego espectacular y efectivo. Lo de anoche, frente a Osasuna, fue otra muestra más de la enorme química entre dos futbolistas que destilan magia en cada una de sus intervenciones. Goles, asistencias, pases insólitos... Todo vale si con ello se contribuye a desarmar la defensa rival y encandilar a una grada exigente que siempre quiere más y más. Leo y Cesc lo saben, lo entienden y, en consecuencia, así se lo brindan.

La química de la pareja azulgrana causa estragos. Ya sea con Messi pisando el área y Cesc asistiendo, o justamente a la inversa, los pases y los goles se suceden a un ritmo vertiginoso. Y todo eso desde la pretemporada. Increíble para un par de futbolistas que no se reencontraban desde su etapa de cadete.

Tras el triplete de anoche, Messi ya comparte el pichichi junto a Soldado con cinco goles. Pero es que lo de Cesc va camino de romper registros. El de Arenys acumula tres encuentros en la Liga y otros tantos goles. No es un dato simple, sin trascendencia. Idéntico registro solo está al alcance de Luis Enrique (2002-03). Fàbregas va camino de alcanzar a Ibrahimovic, que hace un par de temporadas desenfundó con acierto en las cinco primeras jornadas.

Pero no todo son goles. Con Leo y Cesc compartiendo el terreno de juego, el Barça gana en casi todo. La circulación del balón adquiere velocidad de vértigo, la verticalidad del último pase es letal, la capacidad de desborde individual se multiplica y su enorme pegada asusta a sus marcadores, entre otras muchas virtudes. Argumentos de peso que acaban por liquidar casi todos los recursos defensivos del rival de turno.

La llegada de Cesc ha adornado aún más la estela de Messi. Con Leo campando a sus anchas por el campo, Cesc siempre sabe escoger el momento idóneo para decidir cómo y cuándo debe pisar el área rival. Una asociación milagrosa para dos compañeros que solo comparten el vestuario del primer equipo desde hace unas semanas.

El resto de futbolistas lo ha asumido con la más absoluta normalidad. El equipo trabajo por y para una pareja generosa como nadie. Y es que no se debe olvidar que ambos cracks anotaron cuatro de los ocho goles frente a Osasuna, pero es que además completaron sus frías estadísticas con otras tantas asistencias. Máxima generosidad y compañerismo al servicio de un colectivo que siempre está por encima de cualquier individualidad.

Las dudas que planeaban alrededor del equipo, anoche quedaron bien disipadas frente a Osasuna. Pero las sospechas sobre la idoneidad de invertir una fuerte suma de dinero en la incorporación de Cesc Fàbregas, ya quedaron enterradas, y bien enterradas, desde el primer día en el que el catalán se enfundó la camiseta. El de Arenys demostró que conoce el funcionamiento interno como nadie y su papel en el equipo le encaja como anillo al dedo. Cesc se siente cómodo y feliz desplegando todo su arte ante una afición entregada. Junto a Leo, forman una pareja idolatrada en el Camp Nou y temida lejos de él. Viendo lo de anoche tienen motivos más que sobrados.